miércoles, 2 de julio de 2008

ASI ERAN LAS APRICIONES EN EL MONTE CARMELO


Relato Extraidodel Libro: “SI HACÉIS LO QUE OS DIGO HABRA PAZ, DE LO CONTRARIO…”

Autora: María Luisa Paredes



Miguel Angel viene caminando hacia el jardín santo, trae puesta una túnica blanca.
Ingresa al jardín, se persigna y de inmediato comienza a sufrir la pasión de Nuestro Señor; a su lado entre otros, está el padre Contardo, atento a todo.
El sacerdote dice: “Hermanos, estamos viendo la sangre de Cristo que se está derramando”.
Miguel Angel gime y llora. Su respiración es profunda y rápida, casi como intentando oxigenarse. Se queja.
“¡Ay!¡ay!” (dice el vidente) y la sangre le corre por la cara. Desde la cabeza hasta la boca.
Nos pide que lo amarremos a una cruz de madera que hay en el jardín, y que le amarremos el pie derecho también. Así lo hacemos.
Hay un nuevo cambio en la tonalidad de su voz; es Nuestro Señor quien nos habla:
“YA NO PUEDO SOPORTAR MAS LA CRUZ”, dice respirando agitadamente “DAME FUERZA PADRE”
Los fieles oran devotamente, en un murmullo constante, nadie alza la voz, nadie se mueve de su lugar. De pronto, Miguel Angel pide que lo levanten, y entre seis u ocho hombres no pueden hacerlo; todos estos hermanos coinciden en decir que en esos momentos pesa unos 800 kg o más. Nos da a entender que ese peso tan grande, es el peso de nuestros pecados, luego insiste diciendo:
“NO ME OFENDÁIS MAS CON VUESTROS PECADOS. ESCUCHAD A MI MADRE, ELLA VIENE A LA TIERRA A SALVAROS”.
Nuevamente se queja de dolor y después dice:
“PARA LOS HIJOS QUE NO CREEN. PARA AQUELLOS QUE ME OFENDEN”.
Llora y se queja, y luego llama al padre Contardo, Y le dice que revise su cabeza, de donde le brota abundante sangre, también llama al doctor.
Se tambalea cayendo al suelo varias veces, y se pega en la cara. En ese momento, hombres y mujeres lloran, el espectáculo es dantesco.
Miguel Angel comienza a subir amarrado a la cruz, en dirección a la cruz que se encuentra en la cima del cerro, lo vamos siguiendo llorando; varias veces cae y se pega en pleno rostro, pero se incorpora y sigue caminando hasta que llega arriba, luego de unos segundos, pide ser amarrado de manos y pies y así, la cruz es levantada con el vidente amarrado a ella, y grita con todas sus fuerzas:
“PADRE, EN TUS MANOS, ENCOMIENDO MI ESPIRITU”.
Vuelve a gritar:
“PADRE”, y se queja fuertemente mientras llora.
Los fieles se arrodillan rezando y pidiendo perdón, es algo indescriptible todo esto.
“ELI, ELI LAMA SABACTANI”
Los fieles siguen rezando y pidiendo perdón; luego, el vidente pide que nos retiremos a unos cinco metros de distancia.
“PADRE, PERDONALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN”
Los médicos lo revisan y constatan que no tiene pulso, y luego, expira.
Lo que sentimos todos y ese dolor que manifestaba Miguel Angel, hacía casi imposible contener el llanto, era inevitable llorar y lo hicimos sin ningún pudor, tanto hombres como mujeres.
Luego lo bajan de la cruz, y Miguel Angel ya en el suelo, se tambalea de un lado para el otro, cayendo en brazos de uno y otro peregrino, y a cada uno les dice:
“AYUDAME A LLEVAR ESTA CRUZ, NO ME OFENDAN MAS CON VUESTROS PECADOS”.
Después, encontrándose de espaldas sobre el suelo, pide que lo levanten, hacen lo que pide y lo levantan hasta una altura de un metro y veinte centímetros mas o menos; luego piden que lo suelten, su cuerpo cae rígido y se azota contra el suelo, sin que le pase nada.
Seguíamos rezando y pidiendo perdón. Luego con su voz normal dice:
“En cualquier momento vendrá nuevamente”
“¡Chao!”, le dice, “pero ven”.
Asi, Miguel Angel sale del éxtasis, y se retira a meditar, sin demostrar lesión alguna.

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